Cuentos cortos para niños de dinosaurios en español

9 Cuentos cortos de dinosaurios para niños y niñas

Los cuentos cortos de dinosaurios que hemos seleccionado, son los mejores del mundo que se han escrito en español.

La aventuras sobre estos ancestrales animales son divertidas, ingeniosas y te dejarán un gran mensaje.

Si deseas conocer más sobre la dinosaurio verde llamado Tiry que asusta a todos sin quererlo, o sobre Gargi, un dinosaurio tan lento que hasta él mismo se desespera, estás en el lugar indicado.

¡Ah! Y antes de que se me olvide. Si quieres más cuentos de dinosaurios para niños y conocer sus leyendas, debes compartir esta página con todas tus amigas y amigos, y así sabremos que te gustaron mucho.

Disfruta de más cuentos para niñas y niños.

Cuentos cortos de dinosaurios

Cuentos cortos de dinosaurios

La dinosaurio que quería un amigo

Tiry, la Tiranosaurio Rex más grande del reino, estaba muy triste, porque ella quería ser amiga de los dinosaurios de Dinoland, pero todos le tenían mucho miedo.

No era su culpa que tener un aspecto tan aterrador. Bueno, con decirte que cuando ella veía su reflejo en el agua, hasta ella temblaba de pánico.

Un día, mientras pensaba cómo hacer nuevos amigos, llegó Gargi, el brontosaurio más miedoso de todo DinoLand.

Gargi iba con mucha tranquilidad, porque Tiry estaba detrás de un árbol enorme y no se veía. Gargi, con su enorme cuello, comenzó a comer las hojas de ese mismo árbol. Ya casi terminaba cuando quitó la última hoja y… ¡Tremendo susto que se puso!

Quiso correr para salvar su vida, pero su cuello se atoró entre dos ramas. Tiry se acercó a él, por lo que Gargi creyó que ya todo estaba perdido.

Pero Tiry, con mucho trabajo, porque sus brazos eran muy cortos, logró sacar a Gargi de su problema.

A partir de ese día, la valiente Tiranosaurio Rex y el tranquilo Brontosaurio se hicieron los mejores amigos.

Cuentos de dinosaurios cortos

Los dinosaurios no pueden volar

En la convención anual de dinosaurios, todos hablaban de cosas muy serias, como los meteoritos y el hielo que iba a cubrir todo el planeta.

Algunos de ellos parecían muy preocupados, mientras que otros decían:

­-Calma, calma. Los dinosaurios somos muy poderosos, nunca nos va a pasar nada malo.

Pero había un dinosaurio, con largos brazos que decía:

-Creo que sí debemos preocuparnos y volar a un lugar mejor.

Cuando los dinosaurios escucharon la palabra volar, soltaron una carcajada, pues todos saben los que los dinos no vuelan.

Pteri, que fue el que hizo el comentario, se fue muy triste de la convención, pero también se dio cuenta de que él pensaba diferente y que estaba seguro de poder volar.

Así, Pteri, se fue a una colina, que no era muy alta, y se lanzo una y otra vez agitando sus largo brazos, que estaba cubiertos de una dura piel.

La primeras 1456 veces cayó contra el suelo, pero él no era de los que se rendían, así que poco a poco comenzó a caer menos fuerte, menos fuerte, hasta que en el intento 8979… ¡logró volar!

Y así, llegó a otra convención de dinosaurios y les dijo:

-El hielo está por llegar. Debemos irnos de aquí.

Los dinosaurios, grandes y pesados como eran, comprendieron que nunca podrían escapar, así que Pteri los tomó uno a uno, y los llevó a un lugar seguro.

Cuando tomó a Polacanto, el jefe de la manada, sólo escuchó que le dijo:

Quién iba a pensar que los pterodáctilos aprenderían a volar.

El día que los dinosaurios aprendieron a contar

Después de vivir millones de años en el planeta Tierra, los dinosaurios sólo sabían contar hasta el dos.

Por ejemplo, si se querían comer cuatro manzanas, decían: una manzana, dos manzanas, una manzana, dos manzanas.

¡Imagínate si querían comerse 100 manzanas!

cuento de brontosaurio para niños

Gargi, que siempre caminaba lento, pero hacía preguntas extrañas, le dijo a Trice:

-¿Qué son esas cosas que tienes en la cabeza?

-Cuernos -le contestó Trice.

-¿Y cuántos son?

-Tengo dos más uno cuernos.

-¿Dos más uno? Qué raro se oye eso. Mejor vamos a decir que tienes tris cuernos, así, como tu nombre.

-¿Y la e de mi nombre? -preguntó trice.

-Tienes razón, entonces le llamaremos tres.

Y así fue cómo se inventó un número más en el planeta Tierra.

Cuentos de dinosaurios para niños

La rosa y el dinosaurio

Spineta era un Spinosaurio que se la pasaba molestando a todo mundo. Era como tener una espina en el zapato todo el tiempo.

Un día, que tuvo tomo la mala decisión de molestar a Tiry, la Tiranosaurio Rex más grande del reino, se llevó el susto de su vida, pues, aunque ella es muy tranquila y no le gusta espantar a nadie, la verdad es que cuando habla parece que todos los dioses dinosaurios están molestos y quieren salir por la boca de Tiry.

Así que Spineta corrió y corrió del susto. Como no se iba fijando por dónde pasaba, se tropezó con una rama y cayó frente a una rosa.

La rosa, de inmediato, sacó sus espinas y le dijo a Spineta:

-Tengo tres espinas y sé cómo usarlas.

Spineta soltó una carcajada y trató de tomar a la rosa con sus patas. Pero ella tenía razón: ¡vaya que sabía cómo usar sus espinas! Así que cuando apenas la iba a tocar, una espina fue clavada justo en la punta de uno de los dedos de Spineta, por lo que volvió a correr lleno de miedo y dolor.

Al llegar con Tiry, le dijo:

Ya no te tengo miedo. Ya vi que una rosa es mucho más peligrosa que tú.

Cuentos de dinosaurios para niños cortos

«El día en que Tiry tocó las estrellas»

Tiry, la valiente Tiranosaurio Rex, siempre admiró las jugosas frutas que pendían de las ramas más altas del árbol más grande de DinoLand. Sin embargo, a diferencia de su amigo Gargi, el Brontosaurio, no podía alcanzarlas con su corta estatura.

«Ojalá tuviera un cuello largo como el tuyo, Gargi», suspiró Tiry un día, mientras observaba a su amigo comer esas frutas.

«Quizás podrías aprender a saltar, Tiry», sugirió Gargi, masticando con deleite.

Tiry se entusiasmó con la idea. Todos los días, al amanecer, practicaba saltando. Las primeras veces apenas logró despegar sus patas del suelo y las risas de los otros dinosaurios llenaron el aire. Pero Tiry no se rindió.

«Tienes que creer en ti misma, Tiry», dijo Gargi, viendo cómo su amiga fallaba una y otra vez.

Pasaron las semanas y Tiry seguía intentando. Cada vez lograba saltar un poco más alto, aunque todavía no lo suficiente para alcanzar las frutas. Un día, tras un esfuerzo monumental, Tiry saltó tan alto que logró tocar con su hocico una de las preciadas frutas.

Al ver esto, todos los dinosaurios quedaron asombrados. Gargi, con una sonrisa de oreja a oreja, le dijo: «Tiry, ¡has tocado las estrellas!» Desde entonces, ningún dinosaurio se atrevió a subestimar a Tiry, y ella siempre recordará el valor de la perseverancia.

Cuento corto de dinosaurios

«El día que Pteri dejó de volar»

Pteri, el intrépido Pterodáctilo, siempre estaba en movimiento. Día y noche, se veía a Pteri surcando los cielos de DinoLand, sin detenerse a descansar.

«Pteri, debes tomar un descanso», aconsejó su amiga Spineta, el Spinosaurio, preocupada por su agotamiento.

Pero Pteri sólo respondió con una risa y continuó volando. No pasó mucho tiempo antes de que Pteri comenzara a sentirse débil. Sus alas ya no podían sostenerlo y, un día, cayó del cielo.

Spineta corrió a su lado. «Pteri, ¿estás bien?», preguntó con preocupación. Pteri sólo asintió con la cabeza, demasiado cansado para hablar.

Durante los siguientes días, Spineta se quedó al lado de Pteri, cuidándolo mientras recuperaba sus fuerzas. Pteri, obligado a permanecer en tierra, tuvo tiempo para pensar y entender que su cuerpo necesitaba descanso.

Cuando finalmente pudo volar de nuevo, Pteri agradeció a Spineta y prometió cuidarse mejor. «De ahora en adelante, tomaré siestas bajo el sol y disfrutaré del paisaje desde el suelo de vez en cuando», dijo Pteri. Desde aquel día, Pteri se convirtió en un ejemplo para todos los dinosaurios de DinoLand sobre la importancia del autocuidado.

Cuentos para dormir de dinosaurios

«La amabilidad inesperada de Spineta»

Spineta, el gruñón Spinosaurio, siempre fue conocido por su mal humor. Los otros dinosaurios solían mantenerse alejados de él, y a Spineta no parecía importarle.

Un día, durante una fuerte tormenta, un pequeño dinosaurio quedó atrapado bajo un árbol caído. Los otros dinosaurios intentaron ayudar, pero el árbol era demasiado pesado.

Spineta, que observaba desde la distancia, suspiró. Aunque no le gustaba admitirlo, sabía que era el único lo suficientemente fuerte como para levantar el árbol.

«Supongo que tendré que hacerlo yo», gruñó, acercándose al árbol. Con un gran esfuerzo, logró levantarlo, permitiendo que el pequeño dinosaurio se liberara.

«¡Gracias, Spineta!», gritaron los dinosaurios, aplaudiendo. Spineta se limitó a asentir, pero en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa. A partir de ese día, aunque seguía siendo gruñón, los demás dinosaurios comenzaron a ver a Spineta con otros ojos, reconociendo su bondad oculta.

Cuentos cortos de dinosaurios para niños de preescolar

«El error del gran Polacanto»

Polacanto, el líder de la manada de dinosaurios en DinoLand, siempre se enorgulleció de su sabiduría. Sin embargo, un día, cometió un error.

Al dirigir a los dinosaurios hacia un nuevo pastizal, no se percató de un gran pantano en su camino. Antes de que se dieran cuenta, estaban atrapados, incapaces de moverse.

«¡Ayuda!», gritó un pequeño dinosaurio, luchando por liberarse.

Fue entonces cuando Polacanto se dio cuenta de su error. En lugar de culpar a otros, decidió asumir la responsabilidad.

«Lo siento, amigos», dijo Polacanto, «Este fue mi error. Debería haber revisado el camino antes de guiarlos».

Trabajando juntos, y con la ayuda de Tiry, Gargi, Pteri y hasta del gruñón Spineta, lograron liberarse del pantano. Polacanto aprendió una valiosa lección ese día, y los demás dinosaurios respetaron aún más a su líder por su honestidad y humildad.


Todos los cuentos cortos de dinosaurios para niños en español son del escritor Oliver Barona.