Cinco semanas en globo para niños

Cinco semanas en globo

Este libro de Julio Verne es nos lleva a pasear por una de las aventuras más emocionantes del autor francés. 

Cinco semanas en globo (o 5 semanas en globo, como prefieras llamarle), permite que los niños desarrollen su imaginación, y que, además, conozcan mundos y tiempos que en los que las cosas son muy, pero muy diferentes.

Disfruta de este resumen infantil del libro, pero que es un fiel reflejo de la versión original. 

Cinco semanas en globo para niños

Capítulo 1

La aventura que te voy a contar relata las cosas que les ocurrieron a unos viajeros al decidir cruzar África sobre su globo. Era el año de 1862. En aquella época se sabía muy poco de lo que había en esos desiertos y de la gente que vivía ahí. Al mismo tiempo, las tribus de esos lugares no sabían nada sobre los europeos y sus avances tecnológicos.

Samuel Fergusson es el nombre del explorador que decidió hacer este viaje con la idea de descubrir dónde comenzaba el Río Nilo —¡el más largo del mundo!— y qué más había en los desiertos de aquel continente tan misterioso.

Ya antes, algunos aventureros habían intentado hacer ese viaje, pero no en globo sino por tierra. Todos habían pasado malas experiencias. Algunos quedaron presos de las tribus salvajes, otros enfermaron terriblemente y otros sólo se perdieron por largo tiempo. Al parecer, explorar África en globo sonaba más sencillo y menos arriesgado. Veamos qué tal le fue a nuestros amigos.

Fergusson era famoso en Inglaterra por ser un explorador arriesgado que había viajado y descubierto muchos lugares.

El día en que el Doctor Samuel Fergusson dio la noticia de que él lo intentaría ante la Real Sociedad Geográfica de Londres, todos quedaron sorprendidos. De todas las cosas que sabían que el doctor había hecho, ésta era la más peligrosa. Muchos pensaron que no lo iba a lograr y otros se entusiasmaron creyendo en que él sabía lo que hacía.

Al día siguiente los periódicos ya daban la noticia. Por fin, todas las investigaciones sobre África y el Río Nilo, quedarían unidas por este valiente hombre, el Doctor Samuel Fergusson.

La gente comenzó a hacer apuestas, si lo lograría, si se iba a perder o si todo era una gran mentira.

Por otro lado, muchos inventores le ofrecieron a Samuel hacer su globo con mecanismos muy avanzados, pero él los rechazó todos y se ocupó solo de su construcción y todos los preparativos para el viaje.

Capítulo 2

Samuel Fergusson tenía un gran amigo llamado Dick Kennedy, quien era un gran cazador. Ambos eran muy diferentes. Mientras uno cazaba animales, el otro prefería recolectar plantas. Dick siempre hablaba del pasado y Samuel del futuro. Por eso Fergusson era siempre inquieto, buscaba cosas por descubrir. Kennedy prefería la tranquilidad.

Llevaban algunos meses sin verse y el cazador se enteró por el periódico de los nuevos planes de su gran amigo.

­―¡No es posible! Esto es una locura. Atravesar África en globo, es lo único que nos faltaba. ¡Este hombre está loco! ―gritó Dick al leer la noticia―. ¡No, no irá! Yo me encargaré de eso, ¡así tenga que amarrarlo! Si no lo detengo, un día se me irá a la luna.

Ese mismo día, Kennedy tomó un tren y fue a buscar a Fergusson. Al llegar a casa de su amigo, él mismo lo recibió:

―¿Dick? ―preguntó Samuel muy tranquilo.

―Ése soy yo ―respondió el cazador.

―Qué gusto verte. En esta temporada hay muy buena cacería en tus tierras. ¿Qué te trae por aquí?

―¡Vengo a impedir una locura!

―¿De qué hablas? ―preguntó el doctor sin tomarlo muy en serio.

―¿Es verdad lo que dice este periódico? ―contestó Dick sacando el periódico.

―¡Ah, eso! Qué indiscretos son los reporteros. Pero siéntate, amigo.

―No me quiero sentar ―respondió Kennedy molesto como niño pequeño―. ¿De verdad planeas hacer ese viaje?

―Claro que sí. Ya estoy haciendo los preparativos y…

―¿Dónde están? ¡Quiero destruirlos ahora mismo! Dime dónde están ―interrumpió muy enojado el cazador buscando desesperado con la mirada.

―Calma, querido Dick. Entiendo tu enojo. Te has ofendido porque no te conté de mi nuevo proyecto.

―¿Y ahora a eso le llamas proyecto? ¡No puede ser!

―He estado muy ocupado, pero tranquilo, no me habría ido sin avisarte, porque mi plan es llevarte conmigo ―respondió Samuel riendo.

―¿Qué? Conque esas tenemos. ¿Quieres que nos encierren juntos en un manicomio? ―dijo Dick más enojado aún.

 ―Cuento contigo. Muchos han venido a ofrecer sus servicios para ir conmigo, pero a todos les he dicho que no. Me lo vas a agradecer.

―¿Estás bromeando? ―preguntó el cazador sin poder creer lo que escuchaba.

―No.

―¿Y si no quiero?

―Sí vas a querer.

―¿Y si no?

―Me voy solo ―respondió Fergusson muy convencido.

―Vamos a sentarnos. Veo que no bromeas y más vale hablar seriamente de este asunto ―dijo Kennedy más tranquilo y se sentó―. ¡Lo que quieres hacer es imposible!

―No lo sabremos hasta intentarlo ―dijo muy tranquilo el doctor.

―¡Habrá peligros y muchos obstáculos que no conoces!

―Los obstáculos se hicieron para vencerse. Y bueno, peligros hay en todos lados, hasta a la hora de levantarse de la cama, uno puede resbalar y darse un buen golpe.

―Pero, si has decidido hacerlo, ¿por qué no ir por los caminos que ya se conocen por tierra?