Las mejores aventuras de piratas, corsarios, amor y amistad se encuentran en este sorprendente libro de Emilio Salgari: EL CORSARIO NEGRO.
Esta versión para niños es la mejor oportunidad de disfrutar de todas las aventuras, con un lenguaje adecuado para niños.
Si te gustan los barcos, las batallas y las buenas historias, TIENES QUE LEER ESTE LIBRO y compartirlo con todas tus amigas y todos tus amigos, para que lo disfruten como tú.

Introducción
Esta historia sucedió en 1625. En aquella época, había dos países que no se querían: Inglaterra y Francia. ¡Siempre estaban peleando! Ellos querían el oro que España traía de América.
Para lograrlo, los franceses enviaron a un corsario llamado D’Enanbue y los ingleses a Tomas Warner. Los dos barcos llegaron a una isla y se la dividieron. Después de cinco años, los corsarios se olvidaron de pelear. Mejor sembraron la tierra y decidieron vivir tranquilos, sin robarle a nadie. Lo malo fue que los españoles los descubrieron.
—Toda América es nuestra —dijeron los hombres de España.
Y entonces los atacaron. Algunos lograron escapar a una isla llamada La tortuga. Después de un tiempo, estos hombres se convirtieron de nuevo en corsarios porque deseaban vengarse de los españoles. Cuando pasaba un barco suyo, ¡lo asaltaban!
Claro que los soldados de España no iban a permitir esto, así que mandaron una gran flota para atacar a la isla. Los corsarios perdieron, pero al poco tiempo se recuperaron, y así sucedió varias veces.
Después de tantas luchas, todos los hombres de la isla de La tortuga se unieron bajo el nombre de: Hermanos de la costa. Ellos eran grandes cazadores. ¡Nunca fallaban un tiro! Poco a poco se hicieron más fuertes. Atacaban a barcos más grandes y siempre ganaban las batallas.
Aunque eran ladrones, tenían reglas. Todos tenían los mismos derechos y sólo se les daba un poco más de ganancia a los jefes. Estaba prohibido beber alcohol, pelear entre ellos y apostar dentro de los barcos. Si alguien rompía le ley, se le abandonaba en una isla desierta. Lo más impresionante es que ellos nunca le robaban al compañero. Los corsarios muy honestos entre ellos.
Tal vez te preguntes: ¿por qué estos ladrones eran tan honestos? Bueno, pues resulta que ellos creían que su deber era llevar el oro a sus países, ya que España les robaba a los nativos de América. Por cierto, a estos hombres se les llamaba filibusteros, apréndete el nombre, porque lo vas a leer muchas veces.
Capítulo 1
Había una gran neblina en el mar. De pronto se escuchó una voz terrible:
—Ustedes, los de la canoa. ¡Alto, o los aviento al agua!
En la balsa iban dos hombres. Al escuchar las amenazas se detuvieron.
—Carmaux. Tú tienes mejor vista. Dime si ese barco es de un corsario o de los españoles.
—No alcanzo a ver. Pero quien quiera que sea, ya nos vieron. No nos dejarán escapar.
—¿Quién vive? —volvió a gritar la terrible voz.
—Si quiere saberlo, venga. Aquí lo recibiremos con un par de balazos —dijo Wan Stiller desde la balsa.
—¡Avancen, valientes! —respondió la voz—. Vengan a abrazar a la Hermandad de la costa.
Los hombres de la canoa lanzaron un grito de alegría.
—¡Yo conozco esa voz! Sólo hay un hombre tan valiente como para venir aquí: ¡el Corsario Negro!
—¡Sí, es él! ¡Estamos salvados! Aunque tenemos que darle la horrible noticia.
—Sí, pobre de su hermano que murió.
—Estoy seguro que el Corsario Negro se vengará.
Los marineros subieron a bordo y los saludaron con gusto, porque eran amigos. De pronto, un hombre bajó desde el puente de mando. Vestía todo de negro, y muy elegante. Llevaba un gran sombrero con una pluma. Su rostro era pálido, como hecho de mármol. Su cabello también era muy negro y tenía barba.
—¿Quiénes son ustedes? —preguntó el Corsario.
—También somos Hermanos de la costa —contestó Carmaux.
—¿Han escapado de los españoles?
—Sí, capitán.
—¿A qué barco pertenecían?
—Al del Corsario Rojo, señor.
Al escuchar esto, el Corsario agarró con fuerza a Carmaux por un brazo.