El hombre invisible página 7

En el restaurante

Un lujoso restaurante estaba al final de la colina. El posadero estaba aburrido frente al mostrador. De pronto se escuchó mucho ruido.

—¿Qué son esos gritos? —preguntó el cochero.

Unos pasos se aproximaron y entró Marvel abriendo la puerta con violencia. Estaba llorando y había perdido su sombrero.

—¡Ya viene! ¡Ya está por llegar! ¡El hombre invisible me persigue! ¡Ayúdenme! ¡Socorro!

—Cierre las puertas —dijo el policía—. ¿Quién viene? ¿Por qué corre así?

—Por favor escóndanme —dijo Marvel sin soltar los libros—. Dijo que acabaría conmigo.

—Tranquilícese, está usted a salvo aquí.

Entonces se escucharon unos golpes muy fuertes en la entrada. Adentro todos se pusieron muy nerviosos, no sabían que hacer. Como el posadero tenía un revolver decidieron abrir la puerta.

—¡Vamos, entre! —dijo un hombre de barba, pero nadie abrió la puerta.

—De seguro está buscando otro lugar para entrar —dijo Marvel.

El posadero envió a que cerraran todas las puertas, cuando escucharon como una de ellas se cerraba de golpe. El posadero corrió a ver qué pasaba y dijo que la puerta del patio estaba abierta.

—Entonces es posible que ya esté aquí adentro —dijo el cochero.

El hombre de la barba guardó su pistola, pero no había acabado de hacerlo cuando se escuchó el cerrojo del mostrador y la puerta de la trastienda se abrió de par en par. El hombre de la barba disparó y un espejo se cayó hecho pedazos.

Cuando el posadero entró a la habitación, vio como Marvel se arrastraba por el piso de la cocina, era conducido hacia la puerta. En ese momento entró el policía, y al trata de sujetar la muñeca del hombre invisible, que tenía agarrado por el cuello a Marvel, recibió un golpe en la cara y se tambaleó, cayendo de espaldas. Entonces se abrió la puerta y Marvel seguía luchando para que no lo sacaran.

—¡Ya lo tengo! —dijo el cochero, mientras lo arañaba con sus manos —¡Aquí está!

El señor Marvel, que se había liberado, intentó escapar por debajo de las piernas de los hombres que estaban peleando. La lucha continuaba y por primera vez se pudo escuchar la voz del hombre invisible cuando el policía le dio un pisotón. Mientras la lucha continuaba, se abrió la puerta de la cocina y por ahí escapó el señor Marvel. Después los hombres se dieron cuenta que estaban dando golpes la aire. El hombre invisible había escapado hacia el patio.

El hombre de la barba disparo cinco tiros y dijo:

—Tráiganme una linterna para buscar el cuerpo.

El doctor Kemp recibe una visita

El doctor Kemp había seguido escribiendo en su escritorio hasta que escuchó los disparos. Se dirigió a la ventana y se asomó. No había nada. Después de una hora tocaron al timbre. Se sentó a escuchar. Oyó cómo la muchacha atendía la llamada y esperó sus pasos en las escaleras, pero la muchacha no vino.

El doctor ya estaba desconcentrado y no podía continuar con su trabajo. Tocó la campanilla para que la muchacha subiera y le preguntó si le habían traído una carta.

—No, señor, alguien debió tocar el timbre y echarse a correr.

Ya en la noche, el doctor terminó de trabajar. Su profesión lo había convertido en un hombre muy observador, por eso se dio cuenta que había una mancha en el piso. Se acercó a ella y se dio cuenta que era sangre. Se estaba preguntando de dónde había salido, cuando vio que el picaporte de su puerta también estaba manchado. Entró a su habitación y vio que la cama también estaba manchada. Tuvo la impresión de alguien había dicho: “cielo santo, es Kemp”, pero el doctor Kemp no creía en las voces del más allá.

Cerró la puerta y de pronto vio un trozo de vela ensangrentada que estaba suspendida en el aire. Cuando iba a aventurarse a tocarlo, algo se lo impidió y escuchó:

—¡Kemp!

—¿Qué? —dijo el doctor impresionado.

—No te pongas nervioso —dijo la voz—, soy un hombre invisible.

El forastero lo tomó de la mano, pero éste se soltó, estaba muy alterado.

—¿No me recuerdas, Kemp? Soy Griffin, de la universidad. Me he vuelto invisible. Soy un hombre como cualquiera, al que tú has conocido, sólo me hice invisible.

—¡Es horrible! ¿Qué hay que hacer para hacerse invisible?

—No haya nada que hacer. Es un proceso lógico y fácil de entender, pero por ahora necesito que me ayudes, estoy herido. Por favor, dame algo de comer y de beber. ¿Tienes una bata?

Kemp sacó una del armario y se la quitó de las manos. Luego le pidió más ropa y comida. Luego le llevó comida y platicaron un poco, pero el hombre invisible estaba muy alterado y no se entendía mucho de lo que decía. Lo único que deseaba era descansar.

El hombre invisible duerme

El hombre invisible no confiaba ni en su antiguo compañero de la escuela, por lo que revisó las puertas y ventanas para ver si podía escapar si algo malo sucedía. Aunque con un tono amable, amenazó a Kemp para que no intentara atraparlo.

El doctor Kemp tomó el periódico y leyó toda la noticia de lo que había sucedido, estaba impresionado, su amigo no solo era invisible, sino que ¡estaba loco!

A la mañana siguiente les dio órdenes a sus empleados de que nadie subiera. Luego leyó el periódico del día, donde se confirmaba la historia del hombre invisible. En las noticias de ese día ya aparecía Marvel, quien afirmaba que el forastero lo había secuestrado.

Después de leer todos los periódicos, escribió una nota y la dirigió al Coronel Adye, en el puerto Burdock. Mientras eso hacía el doctor, el hombre invisible se despertó.