Las aventuras de huckleberry finn para niños

Las aventuras de Huckleberry Finn.​ ¡El mejor Resumen!

El autor de este libro es el famosísimo Mark Twain, a quien tal vez conozcas por otras de sus grandes obras: Tow Sawyer. De hecho, es esta obra infantil donde Huck (Finn para los amigos) aparece por primera vez.

En este resumen para niños de Las aventuras de Huckleberry Finn encontrarás lo más importante de este libro, es decir, que no te vas a perder nada, pero eso sí, cuando seas un poco más grande deberías leerlo en su versión completa.

¡Disfrútalo y compártelo con tus amigas y amigos!

Las aventuras de huckleberry finn para niños

Capítulo 1

Sólo sabrás quién soy si has leído un libro que se llama Las Aventuras de Tom Sawyer. Pero no te preocupes, ya que lo escribió un tal Mark Twain y no todo lo que dijo era verdad. En algunas cosas exageraba. Pero bueno, todos hemos mentido alguna vez, menos la tía Polly (que es la tía de Tom), o la viuda Douglas, o quizá  Mary. De ellas se habla en el libro que les digo.

El final de esa historia dice que Tom y yo encontramos el dinero de unos ladrones y nos hicimos ricos. El juez Thatcher lo guardó y nos daba un dólar diario. Era tanto que no sabíamos en qué gastarlo. Además, la viuda Douglas me adoptó y dijo que iba a educarme. Eso fue difícil porque era una mujer muy aburrida. Quería que yo fuera respetable como ella, pero no me gustó. Entonces me volví a poner mi ropa vieja y escapé de ahí. Después Tom me buscó para que hiciéramos una banda de ladrones. Lo único que necesitaba era que yo volviera con la viuda y simulara ser un chico decente. Así que regresé.

La señora Douglas lloró al verme. Me dijo que era un pobre corderito y cosas así. Luego me puso mi ropa nueva. No paraba de sudar y sentirme apretado con todo eso. Todo volvió a ser como antes: aburrido y normal. Ella tocaba su campanilla a la hora de la cena y había que llegar a tiempo. Pero no era educado comenzar a comer hasta que la viuda terminara de rezar. Además la comida siempre estaba separada: Sopa y guisado. A mí me sabe mejor si junto todo, los jugos se revuelven y es más sabroso.

Después sacaba un libro y me leía la historia de Moisés. Me gustaba mucho hasta que me dijo que ese hombre murió hace miles de años. Entonces ya no me interesó, porque los muertos no me interesan.

La señorita Watson, era hermana de la viuda. Ella tenía poco tiempo a vivir ahí. Decidió enseñarme a leer. Me aburrió mucho, pues pasaba una hora estudiando. Me regañaba por no sentarme bien, estirarme, decir groserías y ¡hasta por bostezar! Alguna vez dijo que yo me iría al lugar malo y ella al cielo. Me contó cómo era el paraíso, con su música y cantos aburridos. No se me antojaba ni tantito estar en ese lugar sin diversión. También aseguró que Tom jamás iba a llegar ahí. Eso me puso contento, pues yo quiero estar donde esté él.

Un día, la señorita Watson no paraba de regañarme por todo. Empecé a cansarme y me sentí triste.

Ya en mi habitación, me senté junto a la ventana con una vela. Me sentí tan mal que quería llorar. Pero me aguanté.  Afuera se escuchaban búhos y perros que se cree que anuncian cosas malas. Luego oí ese ruido que hacen los fantasmas cuando quieren decir algo pero no pueden y están todo el tiempo en pena. Eso me asustó, hasta que escuché un sonido diferente.

―¡Miau! ¡Miau! ―se oía abajo.

―¡Ya voy! Digo: miau, miau.

Entonces bajé por la ventana, me arrastré entre los árboles y claro, ahí estaba Tom Sawyer esperándome.

Capítulo 2

Nos fuimos en silencio y le dimos la vuelta a la casa. Al pasar por la cocina, el ayudante negro y grande de la señorita Watson estaba descansando en su silla con una vela prendida. Por ir viéndolo, me tropecé con una raíz y me caí. Nos agachamos tras un árbol y el ayudante, que se llama Jim, se levantó. Había escuchado el ruido de mi caída.

―¿Quién es? ¿Dónde estás? ―preguntó al salir por la puerta trasera caminando hacia donde nosotros estábamos―. Estoy seguro de haber escuchado algo. Ya sé. Me voy a quedar sentado aquí junto a este árbol a ver si vuelvo a oírlo.

Y entonces se sentó en el piso, entre Tom y yo.

Lo tuvimos tan cerca que casi nos tocaba. Yo no quise ni respirar. Me dio comezón pero me aguanté. Sabía que con cualquier movimiento nos iba a descubrir. Después de un momento, comenzó a roncar. Entonces Tom me hizo una señal para irnos de ahí.

Cuando ya nos habíamos alejado lo suficiente, a Sawyer le pareció divertido dejar amarrado a Jim en el árbol. Pero yo no quise, porque entonces se iba a despertar pidiendo auxilio. Con todo el escándalo, descubrirían que yo no estaba.

Luego Tom entró a la cocina por velas, pues le hacían falta. Así que tomó algunas y dejó cinco centavos para pagarlas.

Yo ya me quería ir, pero Sawyer deseaba aún hacerle una broma a Jim. Regresó a donde estaba y lo esperé escondido.

Cuando volvió, me dijo que le había quitado su sombrero y colgado en la rama de un árbol. Como los negros siempre hablan de brujas y hechizos, seguro inventaría una historia con eso. Tal vez iba a decir que las brujas lo habían dormido, que lo pusieron bajo el árbol y le quitaron su sombrero para dejarle una señal de que ellas habían estado ahí. Tiempo después haría su historia más interesante:

—Me llevaron volando alrededor del mundo.

Todos los negros vendrían de todos lados a escuchar su gran historia de brujas y sombreros.

Así nos alejamos del lugar. Pasamos el cerro y al bajar nos reunimos junto al río con Joe Harper, Ben Rogers y otros dos o tres chicos más. Estaban escondidos. Desamarramos un bote y bajamos por el río hasta un lugar oculto entre dos montañas. Ahí desembarcamos.

Tom nos hizo jurar que no le diríamos a nadie de ese sitio. Nos llevó a un agujero en el cerro. Tuvimos que entrar gateando, pues era muy pequeño, hasta que salimos de ahí y llegamos a una especie de cueva. Entonces pudimos pararnos y Sawyer dijo: