La zorra y el cangrejo de mar
El cangrejo de mar deseaba conservar su vida solitaria. También quería que fuera un poco diferente. Por eso, se fue a vivir a la playa.
Una zorra con hambre lo vio. Luego lo atrapó para comerlo.
Entonces, el cangrejo que ya estaba listo para ser devorado, dijo:
—¡Merezco esto que me está pasando! Yo soy un animal de mar y me comporté como si fuera de tierra.
El grillo corrió a rescatarlo y le dijo:
—Amigo cangrejo, si quieres cambiar, está bien; pero antes tienes que prepararte. Vente, vamos a construirte juntos una casa nueva en la playa.
La zorra y el cuervo hambriento
Un cuervo se paró en una higuera. Él tenía mucha hambre. Después vio que los higos todavía estaban verdes, por eso esperó en ese lugar a que maduraran. Mientras, se puso a platicar con el grillito.
Una zorra pasó por ahí y le preguntó:
—¿Qué estás esperando?
—A que los higos maduren para comerlos —contestó el cuervo.
—Eso que haces es un error. No pierdas el tiempo. El estómago se llena de comida, no de ilusiones.
Cuando la zorra se fue, el grillo le dijo:
—¡Te dije que eres muy inteligente! Qué bueno que eres paciente y te esperas. No le hagas caso a la zorra, ya ves cómo es de latosa a veces.
La zorra y el cuervo cantor
Un cuervo les robó a unos pastores un pedazo de carne. Después fue a un árbol para comerlo.
La zorra lo vio a lo lejos y se acercó. Ella quería esa comida.
—¡Eres muy grande y el más bello! Estoy segura que no hay nadie mejor que tú para ser el rey de las aves. ¡Qué lástima que no puedas cantar! —dijo la zorra.
El cuervo quiso demostrar que estaba equivocada. Por eso soltó la carne para dar unos gritos.
De inmediato la zorra tomó la carne y le dijo:
—Amigo cuervo, eres vanidoso y no muy inteligente. Así no puedes ser el rey de las aves.
A lo lejos, se escuchó la carcajada del grillito. Luego se acercó al cuervo y le dijo:
—Sí eres muy inteligente, pero también vanidoso. Si sigues así, ¡te vas a quedar sin comida!
La zorra y la liebre
Mientras el grillito se estaba dando un baño, vio a la liebre decirle a la zorra:
—¿Es cierto que tú siempre ganas todas las competencias?
—Si quieres saberlo —contestó la zorra—, te invito a cenar conmigo.
El grillo le hizo señas para que no fuera, pero de todos modos la liebre aceptó. Al llegar a la casa donde vivía la zorra, se dio cuenta de que ¡la cena era ella! Entonces dijo:
—Ahora ya sé por qué ganas siempre, ¡los engañas a todos!
El grillo le dijo:
—¡Si ya sabes cómo es la zorra! No debiste hacerle caso. Ahora vente, mejor comamos en mi casa.
La zorra y el león anciano
Un león ya estaba muy viejo para cazar. Él tenía hambre. Para conseguir comida, utilizó su astucia. Se fue a una cueva y fingió estar enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban a visitarlo, ¡él los atrapaba para comérselos!
El grillito estaba en la entrada viendo todo lo que pasaba.
Ya muchos habían caído en su trampa. Luego la zorra entró. Ella adivinó lo que el león estaba haciendo. Por eso se detuvo a cierta distancia y le preguntó al gran felino:
—¿Cómo te sientes, querido amigo?
—Pasa para que puedas verme—dijo el león.
—Amigo, deberías saber que yo soy inteligente. Aquí hay muchas huellas de animales que entran, pero ninguna de los que salen.
El león se le quedó viendo y le dijo al grillo:
—No cabe duda de que tu amiga es brillante.
—Así es —contestó nuestro amiguito verde—, y ya me voy, antes de que te den ganas de comer grillos también.
La zorra, el oso y el león
Un león y un oso encontraron al mismo tiempo a un cervatillo.
—¡Vamos a combatir para ver quién se queda con él! —dijeron ambos.
Después de un rato, una zorra, con el grillo paseando en su cola, pasó por ahí. Ella vio que estaban agotados por la batalla. Entonces se robó al cervatillo y luego caminó entre ellos tranquilamente.
¡El oso y el león ya no tenían fuerzas para levantarse!
—Tanto esfuerzo que hicimos y ¡la zorra se quedó el premio!
El grillo le dijo a la ladrona:
—Siempre te aprovechas de los animales que no saben compartir.
—Tú mismo lo dijiste en el cuento anterior, soy muy inteligente.
—Sí, pero eso no está bien —dijo el grillo enojado y se fue de ahí.